Monday, October 16, 2006

Antonio Gaudí, un Genio de la Arquitectura





(1852-1926)
Hijo de un modesto calderero, vivió una infancia enfermiza en la que padeció frecuentes dolores reumáticos, los que, en muchas ocasiones, le impidieron realizar algo tan normal como era jugar con los otros niños. Estas molestias físicas le acompañaron el resto de sus días. El lugar de su nacimiento se lo disputan Riudoms y Reus, poblaciones muy próximas entre sí en la provincia de Tarragona, si bien la mayoría de sus biógrafos afirman que fue en Reus.
Se trasladó a Barcelona, a los 17 años, con la intención de cursar estudios de Arquitectura. Por falta de recursos económicos tuvo que simultanear sus estudios con el trabajo de delineante y proyectista. Esto le permitió trabajar junto a conocidos arquitectos, como Josep Fontseré y Joan Martorell.Cuando a los 26 años obtuvo el título de Arquitecto, estaba a punto de iniciarse una nueva etapa en la vida de Antoni Gaudí. Mientras esperaba realizar obras de mayor envergadura, llevó a cabo algunos pequeños trabajos de carácter decorativo. Entre ellos diseñó una vitrina para una conocida guantería de Barcelona, Casa Comella, para la Exposición Universal de París de 1878. Eusebi Güell, importante empresario del sector textil, quedó prendado de la modernidad y elegancia de aquella vitrina. Tras conocer al joven autor, se convirtió en el principal cliente y mecenas de Gaudí.
Gaudí no sólo revolucionó la arquitectura, además fue un creador prolífico. Diseñó muebles, mosaicos, elementos decorativos, hierro forjado y cualquier elemento que formara parte de sus construcciones.
Un estilo personalísimo
Gaudí fue el creador de una nueva arquitectura basada en las líneas curvas. Experimentó estructuras y nuevas formas de una manera continuada. Por este motivo, prefería desarrollar sus ideas a escala y en forma corpórea. La tridimensionalidad de sus maquetas en yeso, barro, tela metálica, o cartón mojado y moldeado, le acompañaron siempre. Sus ideas "corpóreas", en muchas ocasiones, no fueron sometidas a la limitación que obligan las dos dimensiones del papel de dibujo. A veces modificaba las formas directamente en la obra, en el momento de la realización.
Uno de sus biógrafos, Juan Bassegoda Nonell (Doctor Arquitecto y Catedrático de la Universitat Politècnica de Catalunya) dice al respecto:
"...Se había apercibido de que los arquitectos sólo usan la formas que previamente pueden dibujar con dos instrumentos, que son la escuadra y el compás. A lo largo de toda la historia de la arquitectura las formas de los edificios han sido hijas de estos dos simples instrumentos, que permiten dibujar círculos, triángulos, cuadrados o rectángulos, que en el espacio se convierten en prismas, pirámides, cilindros y esferas que dan lugar a los pilares, las cubiertas, las columnas y las cúpulas.
"... vio claramente que estas formas geométricas simples rara vez se dan en la Naturaleza, que, por otra parte, construye excelentes estructuras, acreditadas por los largos siglos de eficacia. La estructura de un árbol es de una rara perfección, mucho más compleja y bien resuelta que las estructuras creadas por los arquitectos. No se puede dudar que el esqueleto de los mamíferos es extraordinariamente eficaz y resuelve los problemas con estabilidad y motilidad de manera admirable."
"... El fémur es casi hiperboloide, el crecimiento de los tallos alrededor de una rama se hace helicoidalmente y la superficie de la piel entre los dedos de una mano es un paraboloide hiperbólico."
"...(el) intento de Gaudí fue sencillamente introducir un cambio de geometría en la arquitectura. Esto puede considerarse una revolución, pero en todo caso una revolución nada traumática, puesto que la geometría de la arquitectura gaudiniana es mucho más antigua que la inventada por los arquitectos."
La muerte de Antoni Gaudí
Nadie podía suponer que aquel anciano que yacía en el suelo, al atardecer del 7 de junio de 1926, tras haber sido arrollado por el tranvía nº 30, en el cruce de la Gran Vía y la calle Bailén de Barcelona, era el famoso Antoni Gaudí.
Al no portar ningún documento, con parte de su sencilla vestimenta sujetada con agujas imperdibles, y un libro de Evangelios como única pertenencia, (¡él, que en su juventud había destacado por su elegancia y por ser un verdadero dandy en el vestir!) fue ingresado en el hospital de la Santa Cruz, como un indigente indocumentado más. Al avanzar la noche y no regresar a su modesto dormitorio, por aquel entonces en un reducido anexo a las obras de La Sagrada Familia, fue buscado por las casas de socorro y hospitales de Barcelona.
Al día siguiente, los más eminentes médicos comprobaron la gravedad de las lesiones sufridas por el renombrado arquitecto. Al publicar la prensa diaria la noticia del atropello, las personalidades más relevantes desfilaron por el hospital: políticos, cardenales, obispos, aristócratas, arquitectos...
Tras su fallecimiento, tres días después del atropello, se formaron largas colas de público para ofrecerle su homenaje y último adiós. Fue enterrado, en olor de multitud en la cripta de La Sagrada Familia.


La Naturalidad





Tengo tantas ideas aglutinadas en la mente que a la hora de escoger es bien difícil seleccionar una. Es que con la abundancia suele suceder asi. Cuando nuestro guardarropas está muy atestado, elegir el vestido adecuado, es más complicado. El exceso actua más como estorbo que como aliado. Cuanto menos compleja es nuestra vida más eficientes podemos ser. Solemos pensar que la complejidad añade calidad a nuestras existencias, que lo prolijo es sinónimo de grandeza. Pero si nos dedicamos a observar con detenimiento como actua la naturaleza podremos notar que la sencillez está implicita en ella. La semilla por ejemplo, germina bajo circunstancias peculiares, necesita cierta cantidad de humedad, de sombra y también algo de calor. Este procedimiento es lo natural para ella y se ciñe a él, es su patrón de vida

La semilla humana también requiere de un medio acuoso, de sombra y de calor, y todo ello lo obtiene en el vientre materno. La diferencia radica en la manera de crecer. Los padres intentan que sus hijos crezcan de acuerdo a un criterio, a un patrón, inspirado en la conveniencia social y al hacerlo perturban su naturalidad y espontaneidad. Desde pequeños nos encadenan con grilletes conceptuales. No hagas esto o aquello, actua de esta manera y no de aquella, los padres son de cierta manera nuestros primeros carceleros. Después están los maestros, luego los sacerdotes y por último, la opinión pública. Cuando llegamos a la adolescencia hay una pugna entre lo que aún nos queda de naturalidad, lo que somos en realidad, y lo que quieren que seamos. Esto por supuesto genera conflictos. La mayoría decide tomar el camino más fácil, y termina siendo condicionada. Los que optaron por este camino sienten disconformidad pero evitan discutirla. Experimentan un evidente vacío que intentan rellenar en vano. La rebeldía es inaceptable para la sociedad pero a la vez es inspiradora y genera creatividad. Galileo y muchos otros adalides lo corroboran. Ellos se alejaron de la manera convencional de observar al mundo y crearon nuevas condiciones existenciales.


Cuando lo natural prevalece en nosotros, nuestra vida fluye con espontaneidad. Nos liberamos de creencias limitadoras, de falsas concepciones, de actitudes perturbadoras. No se trata de atacar al sistema, más bien de no dejarse alienar por él. La mediocridad nos induce a hacer lo que vemos que hacen los demás, de esta manera nuestra creatividad es relegada a un segundo plano. Debemos trabajar para crear las condiciones propicias que provoquen la eclosión del ser. Si cada uno de nosotros cambia, siquiera un poco, provocaremos un cambio notorio en la sociedad. Vivimos en una sociedad cuya prioridad fundamental es lo material, lo mundano. Por esa razón, a las personas con vocación espiritual se les dificulta adaptarse. Los que son reacios a la corrupción, desaprueban las acciones corruptas de la gran mayoría. Sin embargo, en mi caso particular, procuro alejarme de los corruptos, ambiciosos, envidiosos, impidiendo de esa manera que su influjo negativo me afecte. Trato de asociarme en lo posible con personas positivas porque la unión de lo positivo siempre genera mayor positivismo. Lo negativo en exceso es como el óxido, corroe lo positivo. Si añadimos una manzana dañada a un cesto de manzanas sanas, ésta dañará a las sanas.

Hay un evidente desequilibrio en la actualidad como consecuencia de miles de años de excesos. Lo positivo ha sido visto como bondad, y lo negativo como maldad. Y existe conflicto porque quienes se consideran buenos discriminan a los que creen que no lo son. Lo evidente es que el equilibrio entre lo positivo y lo negativo es benéfico, y el desequilibrio es nocivo . No me canso de recurrir al ejemplo de la electricidad, en ella hay una doble polaridad, cuando la polaridad positiva aumenta, el voltaje se incrementa: y si la polaridad negativa aumenta, el voltaje disminuye. Ambos casos son nocivos, lo útil es que el voltaje se conserve regulado.

No se trata de creer o no, lo importante es evidenciar la realidad, es decir, tener fe. Particularmente he superado la etapa de la creencia, ahora tengo fe en lo que voy evidenciando. Sé que lo único real es el cambio, que lo que hoy es evidente, mañana podrá dejar de serlo. Pero eso no me desvela, porque estoy estoy fluyendo con la vida. La fe es confianza en lo que sabemos a través de la experiencia. No puedo tener fe en lo que no es evidente. Hay que comprobar para tener fe. Santo Tomás dijo: "Ver para creer", es posible que haya querido decir: Ver para confiar( para tener fe). La creencia se refiere a lo hipotético, la fe a lo concreto. Cuando decimos que creemos o no en Dios, estamos suponiendo que Dios es real o no lo es. Es diferente a decir que tenemos fe en El. Si tengo fe, es porque de un modo u otro he evidenciado su existencia.


Delfin