Monday, September 05, 2005

NOTAS Y DATOS


Pizza contra el cáncer

Las pizzas están cubiertas con una salsa de tomate que podría ser buena para prevenir el cáncer.
Es redonda como una pastilla, pero mucho más apetitosa.
Según un estudio científico italiano -cómo no-, la pizza puede proteger contra el desarrollo de distintos tipos de cáncer.
Los investigadores aseguran que alimentarse con ella de forma habitual reduce un 59% la probabilidad de contraer cáncer de esófago.
Según el estudio, el riesgo de desarrollar cáncer de colon disminuye un 26% y de boca un 34%.
El secreto podría ser el lycopene, una sustancia química antioxidante presente en los tomates, que además de darles el característico color rojo al parecer protege contra la enfermedad.
Sin embargo, algunos expertos dudan que consumir pizzas explique por qué algunas personas no desarrollan cáncer.
Para ellos, otras comidas o hábitos de alimentación podrían ser más decisivos.
Estilo de vida
La salsa de tomate puede ofrecer una protección contra determinados tumores, pero no podemos decir que la pizza, como una comida completa, también brinda estos beneficios
Silvio Gallus, del Instituto para la Investigación Farmacéutica Mario Negri
Los científicos estudiaron los casos de 3.300 personas con cáncer de boca, esófago, garganta o colon y de 5.000 individuos que no desarrollaron ningún tipo de cáncer.
Se les preguntó por sus hábitos de alimentación y cuán a menudo comían pizza.
Según los científicos italianos, quienes lo hacían al menos una vez por semana tenían menos probabilidad de desarrollar cáncer.
El doctor Silvio Gallus, del Instituto para la Investigación Farmacéutica Mario Negri, de Milán, aclaró: "La salsa de tomate puede ofrecer una protección contra determinados tumores, pero no podemos decir que la pizza, como una comida completa, también brinda estos beneficios".
Por su parte, Nicola O'Connor, del instituto Cancer Research del Reino Unido, afirmó: "Este estudio es interesante y sus resultados deberían ser estudiados en el contexto de lo que ya sabemos sobre la dieta mediterránea y su relación con el menor riesgo a contraer cáncer".

Saturday, September 03, 2005

Pensamiento Positivo


*Andrew Matthews y **Adam J. Jackson
Editado por *Elbenz y **Psicocat

Todo pensamiento consciente repetido durante una temporada, se convierte en un programa. Por tanto, ¿qué ocurre cuando has pensado conscientemente durante una serie de años soy un fracasado? Sin pretenderlo siquiera, te has implantado un programa automático que conseguirá arruinarte sin el menor esfuerzo. Cuando eres consciente de ello, es el momento. Pero ser positivo un día a la semana no resulta. Fortalecer la mente se parece un poco a la gimnasia corporal. Disciplina tu mente durante todos los días de tu vida y verás cambios que no podrías imaginar.

PENSAMIENTOS POSITIVOS (*)

Nuestra mente subconsciente es una recopilación de todo lo que pensamos. Y los pensamientos más corrientes crean los comportamientos subconscientes más arraigados.

Para comprender mejor cómo funciona el pensamiento positivo necesitamos una imagen de nuestro subconsciente. Imagina tu cerebro como si fuese una nuez grande dividida en dos mitades, la superior y la inferior. La mitad superior es la mente consciente, la que contiene tus pensamientos instantáneos. La mitad inferior es el subconsciente. En él residen los diversos programas innatos que necesitas para vivir, como la respiración y la digestión, así como otros programas que has creado tú, como caminar y hablar.

Imagina ahora que estás aprendiendo a conducir. Cada vez que te acercas a un cruce pones en marcha un pensamiento consciente de la parte alta de tu cerebro: Levanta el pie derecho, desplázalo unos doce centímetros a la izquierda, pisa el pedal de manera suave y progresiva. Durante varios meses tendrás ese pensamiento consciente hasta que se haya implantado el programa automático, con el que frenas sin detenerte a pensar en los movimientos necesarios. Ese programa de frenado quedó establecido en la mitad inferior de tu cerebro, el subconsciente. Tienes ahora un nuevo programa subconsciente.

Esto explica cómo el automovilista avezado, cuando llega a casa después de conducir durante cinco horas, ni siquiera recuerda lo que ha hecho. El subconsciente hizo todo el trabajo. Todo pensamiento consciente repetido durante una temporada, se convierte en un programa. Por tanto, ¿qué ocurre cuando has pensado conscientemente durante una serie de años soy un fracasado? Sin pretenderlo siquiera, te has implantado un programa automático. Conseguirás arruinarte sin el menor esfuerzo.

¿Cómo encaja esto con el pensamiento positivo? Muy fácil. Tenemos unos 50.000 pensamientos al día. De éstos, para la mayoría de nosotros casi todos son negativos: Estoy gordo. Estoy perdiendo memoria. No tengo dinero para pagar mis facturas. Nada de lo que intento me sale bien.

Siendo así que casi todos nuestros pensamientos tienen signo negativo, ¿qué clase de comportamiento subconsciente va a establecerse? Un comportamiento predominantemente negativo. De esta manera saboteamos nuestra vida y nuestra salud, sin darnos apenas cuenta de que lo hacemos. Por eso muchos se preguntan cómo han llegado a encontrarse mal, cuando son ellos mismos quienes han creado las pautas automáticas con sus pensamientos reiterados. Lo mismo que nos programamos para conducir un coche sin pensarlo, también lo hacemos para llegar con retraso a todas partes. Luego echamos la culpa a la Providencia.

Pero ahora viene la buena noticia... Una vez que has entendido cómo funcionan los esquemas subconscientes, te das cuenta de que nadie tiene por qué ser un perdedor. Tu porvenir depende de tus pensamientos conscientes. Conforme te pones a disciplinar tu mente, los nuevos pensamientos conscientes crean nuevos programas subconscientes. Del mismo modo que implantas una pauta subconsciente para conducir sin esfuerzo un coche, también es posible desarrollar una pauta subconsciente que te encamine al triunfo. Pero se necesita pensar de manera disciplinada... y dedicar algún tiempo a ello.

Veamos lo que ocurre con Federico, que se ha apuntado a un cursillo de motivación y está a favor del pensamiento positivo. ¡Voy a imprimir un nuevo rumbo a mi vida!- dice.

Antes del desayuno se sienta a escribir unos cuantos objetivos para la jornada: Conseguir un aumento, comprar un Rolls Roce, pujar por el Taj Mahal... El resto de la semana lo pasa en su espiral negativa de costumbre. El viernes por la noche anuncia: Me parece que eso del pensamiento positivo no resulta.

A lo mejor ha pasado de 48.000 pensamientos negativos diarios a 47.500... y le extraña que aún no le haya tocado el gordo de la lotería, ni se haya curado su artritis, ni haya dejado de pelearse con su mujer.

Ser positivo un día a la semana no resulta. Fortalecer la mente se parece un poco a fortalecer el cuerpo. Si haces veinte flexiones y corres a contemplarte en el espejo no verás ninguna diferencia. De manera similar, poca diferencia notaremos después de pensar positivamente por 24 horas. Pero disciplina tu mente durante varios días y verás cambios como no los conocen los asiduos de los gimnasios.

Limpiar nuestro pensamiento es tarea ardua, hercúlea. Sobre todo, porque sucede a menudo que estamos siendo negativos y no nos damos cuenta. Si deseas chequear tu pensamiento, chequea tu vida. Tu prosperidad, tu felicidad, la calidad de tus relaciones e incluso tu salud reflejan tus pensamientos conscientes más habituales.

En dos palabras: Pienso así porque mi vida es un desastre -dice Federico. Al contrario, Federico. Tu vida es un desastre porque piensas de esa manera.
LAS COSAS SON DEL COLOR DEL CRISTAL CON QUÉ SE MIRAN (**)
Lo que hemos visto es un claro ejemplo de que el pensamiento positivo parte del supuesto de que lo que determina cómo nos sentimos respecto a los sucesos que ocurren en nuestras vidas no son los propios sucesos, sino el significado que les damos en función de nuestras creencias, expectativas, valores y todo el bagaje de experiencias que hemos vivido anteriormente.
Bajo ese prisma, podemos entender que hechos idénticos puedan suscitar reacciones emocionales diferentes en distintas personas. Para ilustrar esto nos viene bien aquella vieja historia de dos vendedores de zapatos a quienes sus respectivas empresas enviaron a África para vender sus productos. Tan pronto como desembarcaron, el primer vendedor vio que todo el mundo iba descalzo y mandó un telegrama a su jefe: Vuelvo en el primer barco. Aquí nadie utiliza zapatos. Una semana más tarde llegó un segundo vendedor, el cual se encontró con la misma situación: sólo se veía gente descalza por las calles. Pero éste envió el siguiente telegrama a su empresa: Me quedo aquí. Perspectivas fabulosas. No tenemos competencia.
Todos hemos oído alguna vez aquello de ver la botella medio vacía o medio llena. Siempre podemos enfocar nuestra mente en el lado bueno de la situación en lugar de centrarnos exclusivamente en la parte negativa. Incluso las situaciones más desafortunadas pueden tener su lado positivo. Así, mientras que por ejemplo para algunos un serio contratiempo laboral, familiar o personal puede representar la confirmación de que todo me sale mal, soy un/a perdedor/a, mi vida está arruinada, etc. para otros puede suponer una oportunidad de aprendizaje y de cambio si eligen el enfoque positivo.
En otras palabras, pues, podemos decir que la realidad externa -lo que nos ocurre en la vida- no es determinante de nuestro estado de ánimo y de nuestras emociones ya que, antes, pasa por el filtro mental de nuestra evaluación e interpretación. Lo que ocurre es que, a menudo, este proceso se da de forma automática y tan rápida -puede ser en unas fracciones de segundo- que no nos damos cuenta de que estemos aplicando este filtro interpretativo y creemos, erróneamente, que la realidad es tal como la vemos y la sentimos sin que nosotros podamos hacer nada al respecto. Es decir, si algo me pone triste automáticamente creo que es triste, si algo me preocupa pienso que es preocupante, si algo o alguien me enfurece pienso que es inevitable que me sienta así.
Pues bien, la buena noticia es que podemos aprender a cambiar nuestra forma habitual de interpretar la realidad, aquellas actitudes que nos bloquean, nos hacen sentir mal y nos alejan de aquello que queremos y necesitamos por otra forma más positiva, más favorable a nuestro bienestar y a nuestro crecimiento personal: analizando cómo distorsionamos o deformamos la realidad y aplicándole, a continuación, estrategias de pensamiento positivo.
Formas más comunes de Distorsionar la Realidad
Existen unos mecanismos mentales, unos hábitos de pensar y de sentir, que nos conducen involuntariamente a una interpretación deformada de la realidad, y que nos conviene analizar. He aquí los más usuales:
- Pensamiento del tipo todo o nada. Equivale a ver la realidad en blanco y negro. Una cosa es correcta o incorrecta, buena o mala, positiva o negativa. No se admiten matices intermedios. Supone rigidez mental. La persona que utiliza con frecuencia este tipo de distorsión, tiende a pasar de la euforia al desánimo con mucha facilidad.
- Sobregeneralización: Cuando a partir de un acontecimiento puntual negativo, generalizamos excesivamente. Es decir, exageramos las conclusiones más allá de lo razonable. Es frecuente en este caso el uso de expresiones tales como todo, nunca, siempre, etc. Por ejemplo, se me estropea el coche y me digo: Todo me sale mal; un amigo me defrauda, y pienso: No se puede confiar en nadie.
- Filtro mental: Cuando escogemos un único detalle negativo de una situación determinada y centramos ahí toda nuestra atención, de manera que la perspectiva general se oscurece. Por ejemplo, recibo elogios de mis compañeros de trabajo por la presentación de un proyecto nuevo pero uno de ellos manifiesta una ligera crítica. Durante unos días me obsesiono con su reacción, olvidando todo lo positivo que me han dicho los demás.
- Descartar lo positivo: Cuando rechazamos las experiencias positivas de alguna cosa insistiendo en que no cuentan. Por ejemplo, realizo un buen trabajo en algo pero me autodesvalorizo diciéndome que cualquiera podría haberlo hecho.
- Precipitarse en las conclusiones o/y hacer predicciones negativas: Cuando interpretamos las cosas de forma negativa sin que haya suficientes hechos que avalen nuestra conclusión. O bien nos anticipamos al futuro pensando que algo va a salir mal. Por ejemplo, me encuentro con mi amigo Pedro, lo veo muy serio y, sin tener más datos, concluyo que está ofendido conmigo por algo. O tengo que ir a una entrevista de trabajo y antes de salir de casa ya estoy convencido de que saldrá mal.
- Lectura del pensamiento. Cuando asumo lo que determinadas personas están pensando o sintiendo, con poca o ninguna evidencia. Por ejemplo, me digo: Sé exactamente por qué Patricia me contestó ayer de aquella manera, sin más evidencia que mi intuición. O pienso que no hace falta pedirle directamente a mi pareja lo que necesito, en un momento dado, porqué él/ella ya lo sabe o si me quisiera realmente, ya lo sabría.
- Magnificación-Minimización: Cuando exageramos la importancia de un problema, de nuestros defectos o puntos débiles, etc. o bien minimizamos la importancia de nuestras aptitudes y de las cosas buenas que hemos conseguido.
- Razonamiento emocional: Cuando utilizamos nuestras emociones como evidencia objetiva de algo o para validar una creencia o pensamiento, sin tener en cuenta otros aspectos de la situación. Por ejemplo, me siento inferior en algo y concluyo que lo soy realmente. O siento pánico de viajar en avión y concluyo que es muy peligroso.
- Pensamientos debería/debo/tengo que... etc.: Cuando nos decimos a nosotros mismos que las cosas deberían o deben ser como nosotros queremos o esperamos que sean. Eso nos lleva fácilmente a sentimientos de culpa y frustración. Por ejemplo: No tendría que haber cometido este error, las cosas tendrían que ser más sencillas, Fulano debería ser de tal o cual manera. Es conveniente sustituir los debería... por me gustaría que... estaría muy bien que... etc. Por lo que se refiere a obligaciones personales que nos imponemos, en algunos casos nos podríamos plantear si queremos realmente hacerlo o no, y asumir las consecuencias de nuestra decisión, en lugar de machacarnos con los debería/tengo que...
- Etiquetaje: Cuando hacemos alguna cosa de la que no nos sentimos orgullosos, cometemos alguna equivocación... y en lugar de centrarnos en lo que hemos hecho, nos cuestionamos toda nuestra persona. O cuando alguien hace alguna cosa que nos molesta y, en lugar de referirnos a la conducta concreta que desaprobamos, generalizamos a toda su persona poniéndole una etiqueta. Por ejemplo, cometo un error en mi trabajo y me digo: Soy tonto, en lugar de: Me he equivocado en tal o cual cosa. O alguien hace algo que me molesta y le digo: Eres un estúpido en lugar de: Me ha dolido que hicieras...
- Personalización: Cuando asumimos toda la responsabilidad por un hecho que no está o estaba totalmente bajo nuestro control. Por ejemplo, mi pareja se separa de mí y automáticamente pienso que toda la culpa ha sido mía. O mi hijo me trae malas notas de la escuela y, en seguida, pienso que no le sé educar bien.
- Indefensión-Victimismo: Cuando nos sentimos víctimas indefensas en lugar de aceptar nuestra parte de responsabilidad en los hechos, o de hacer alguna cosa para mejorar la situación. Es el caso opuesto a la personalización. Por ejemplo, si me quejo constantemente de lo mal que me van las cosas pero no hago nada para cambiar mi suerte.
Estrategias de Pensamiento Positivo
Para adquirir el hábito de pensar de forma más positiva, podemos seguir los siguientes pasos:
1 - Tomar el hábito de anotar aquellas situaciones de la vida cotidiana que nos hacen sentir mal, formulándonos las siguientes preguntas: a) ¿Cuál es la situación concreta que me ha hecho sentir mal?, b) ¿Cómo me he sentido/ me siento?.
Ejemplo: Ayer fue mi cumpleaños y mi hermana no me felicitó. Me he sentido triste, con ganas de llorar.
2 - Plantearnos: ¿Qué conclusiones he sacado de esta situación?, ¿qué he pensado cuando me ha ocurrido esto, qué imágenes, recuerdos, etc. se han cruzado por mi cabeza?. Si no puedo responder a esto, también puedo preguntarme: ¿Qué intuyo que puedo haber pensado de esto que me haya hecho sentir mal, aunque no esté del todo segura/o? o si le hubiera ocurrido lo mismo a otra persona, ¿qué podría haber pensado él/ella? Al principio puede no ser fácil responder a esto, pero es una cuestión de práctica. A medida que nos vayamos esforzando por contestar a esas preguntas, las respuestas irán saliendo cada vez de forma más fluida.
Siguiendo el ejemplo anterior, podría ser: Pienso que mi hermana no me quiere y que nadie me tiene en cuenta.
3 - Preguntarnos: ¿Qué mecanismos mentales o formas de pensamiento distorsionado he aplicado?, ¿de qué forma he deformado, exagerado o minimizado la realidad para llegar a dichas conclusiones?, ¿qué evidencias -hechos objetivos- tengo de que las cosas son tal como yo las interpreto y no de otra forma?, ¿Qué no he tenido en cuenta?
Siguiendo con el ejemplo podría anotar que he aplicado el pensamiento del tipo todo o nada (si mi hermana no me felicita por mi cumpleaños es que no me quiere); he exagerado mis conclusiones sobregeneralizando (si mi hermana no me quiere, nadie me quiere) olvidando, tal vez, las muestras de cariño de otras personas; he recurrido al victimismo (nadie me tiene en cuenta) culpando a los demás de mis sentimientos de soledad en lugar de ver qué papel juego yo en todo esto (tal vez, salgo poco, me muestro demasiado retraída/o o susceptible, etc.)
4 - Preguntarnos: ¿De qué otra forma más positiva podría enfocar la situación?, ¿podría hacer algo, por pequeño o insignificante que sea, para mejorar la situación o que me hiciera sentir mejor?, ¿qué le aconsejaría a una amiga/o mía en una situación similar?.
Por ejemplo, podría llamar a mi hermana y decirle que me siento dolida/o por lo ocurrido y que me gustaría que estuviéramos más cercana/os. O tal vez se trate simplemente de darme cuenta de que es un poco olvidadiza y decidir que la cosa no tiene mayor trascendencia y que no vale la pena que me amargue el día por ello, y focalizar mi atención en las otras personas que sí se han acordado de mí y me quieren. O si me siento sola/o, considerar la posibilidad de acercarme yo también más a la gente, de abrirme más a los demás, de buscar maneras para hacer nuevos amigos, etc. En cualquier caso, eso son sólo ejemplos orientativos: cada uno debe hallar, en su propio estilo, aquellas respuestas o alternativas que mejor le funcionen, que le resulten más creíbles y que mejor calcen con sus necesidades, abriendo eso sí la mente al mayor número de opciones posible.
5 - Ante situaciones difíciles, evitar preguntas victimistas o debilitantes del estilo de: ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? o ¿qué voy a hacer ahora? o afirmaciones del tipo esto es insoportable. En su lugar, plantearnos preguntas que nos den sentimientos de fuerza y esperanza, o que nos indiquen alguna opción alternativa: ¿Qué puedo hacer para resolver esto?, ¿qué opciones tengo que todavía no he probado?, ¿qué datos de la realidad podrían contradecir mis conclusiones más pesimistas?, ¿qué tiene de bueno esta situación?, ¿qué podría aprender de ella?, etc.

38 AFIRMACIONES PARA CAMBIAR NUESTRA ACTITUD MENTAL

1. Vives en un mundo con un promedio de 80% de pensamientos negativos. Desde este instante puedes abandonarlo y hacerlo un mundo mejor con fe y esperanza.
2. Desde ahora estás capacitado para iniciar una nueva vida positiva. Vida que quedará en tu subconsciente como tu vida natural, impregnando con la fuerza todo tu ser físico y mental.
3. Eres capaz de hacerlo. Realmente puedes lograrlo. Inténtalo ahora, llevando contigo no tan sólo pensamientos positivos, sino que una vida positiva fruto de esos pensamientos.
4. El pensamiento positivo afecta todo lo que haces, impregna de elevadas vibraciones todo lo que te rodea. Sólo trabaja en tu beneficio y en el de los demás, dado que en el reino de la mente lo positivo atrae a lo positivo y rechaza a lo negativo.
5. Cuántos en el planeta desearían estar en tu lugar. Sé agradecido con lo que tienes, y desde lo que eres y tienes inicia el cambio hacia algo mejor, pues siempre habrá delante nuevos logros para tu crecer. La vida positiva se inicia ahora, ya, desde donde uno está.
6. Usa dos palabras mágicas: PUEDO y QUIERO. Puedo ser mejor, quiero ser mejor.
7. Usa una frase mágica: SOY CAPAZ. Yo soy capaz de ser mejor y lograr éxito en mis metas positivas, para la nueva vida que desde ahora iniciaré.
8. No hay edad para el cambio, la ciencia ya lo ha demostrado. Siempre siente que tu edad de mayor producción y capacidad está 20 años más allá de la que ahora tienes, y actúa así, pues tu cerebro crecerá, nuevos circuitos activarás y cada día más inteligente serás. No olvides que la edad para China y Japón, es sabiduría. Sin importar tu edad, tienes una vida por delante y esa vida es importante.
9. Pide a lo interno ayuda para iniciar el cambio y comenzar desde este instante a vivir una vida positiva, aprendiendo el arte del buen pensar, pensando cada día más y más cosas positivas.
10. Quien no comete errores es un ser que no sabe vivir, es un ser estancado en la vida. Sólo quien intenta ser mejor, vivir mejor y aprender más, comete errores. De cada error se saca una positiva lección, cada error es una enseñanza que nos permita avanzar.
11. Quien no aprende a perdonar, dificulta su caminar. Perdonar deja una sensación de libertad maravillosa.
12. El mejor lugar del planeta está donde tú en este instante te encuentras, en ese lugar puedes hacer un cielo de un infierno sólo con tu actitud mental positiva.
13. Elimina la duda, el temor, la ansiedad y la preocupación. No lo olvides: El cáncer es curable, lo que mata es el temor al cáncer. Toda meta lógica es alcanzable, lo que lo impide es la duda. Eres capaz de lograr desde ya el cambio, lo que te limita es la ansiedad y la preocupación. Borra de tu mente la duda, el temor, la ansiedad y la preocupación.
14. Condiciona tu mente subconsciente con positivos pensamientos conscientes. En la medida de tu fe en ti mismo, de tu fe en las herramientas que DIOS te dio, y créelo, fueron las mejores, comienza a usar esas herramientas y los resultados te sorprenderán.
15. Las herramientas son tus propios pensamientos, y nadie puede ayudarte a pensar o a pensar por ti.
16. Asume desde ya tu responsabilidad de que eres lo que has pensado.
17. Asume el compromiso de que serás lo que desde ahora pienses.
18. Nada ganas con sentirte superior a otros. Sí ganas con sentirte superior a ti mismo.
19. La única guerra es contigo mismo. El único rival eres tú mismo. La única persona a la que debes vencer es a ti mismo. Véncete eliminando con el pensamiento positivo reiterativo la preocupación. Véncete aumentando tu autoestima y el valor personal. Véncete asumiendo tu presente y futuro.
20. Eres capaz de lograrlo.
21. Eres importante pues eres hijo de DIOS, en transitoria misión de perfeccionamiento por tu forma física, en la que NADA negativo puede tocar lo sutil que realmente eres. Sólo lo positivo toca a tu alma, y lo hace permitiéndote crecer y evolucionar.
22. Nada sucederá en tu vida mientras no lo quieras, y una vez fijada esa idea en tu subconsciente, no hay límite para la meta que uno se programe.
23. Establece metas elevadas y comienza a vivir una vida que te permita alcanzarlas. Metas nobles y que por ningún motivo puedan dañar a otro. Puedes lograrlo. Tan sólo de ti depende si lo logras o no.
24. La enfermedad puede ser un obstáculo para el cuerpo, pero no para la voluntad y la capacidad de emitir buenos pensamientos.
25. Ante cada problema, relájate, piensa que eres capaz de solucionarlo, elimina la ofuscación. Repite una y otra vez que lo solucionarás, y la solución llegará. No pierdas el tiempo ni la energía en problemas menores, esos se van solos sin problema.
26. Cada dificultad es una oportunidad que la vida te da para tu personal desarrollo. Si logras aceptar este enfoque, cada dificultad fácilmente superada será, y tú más crecido estarás.
27. Cuando te preparas para lograr lo mejor, la fuerza interior actúa más allá del tiempo y del espacio, con el fin de que tengas eso mejor por ti pensado.
28. Al despertar, se agradecido por haber despertado, y piensa y cree que será un buen día para ti, y que mañana lo será aún mejor. Mírate al espejo y ve tus ojos resplandecientes y tu aspecto radiante. Usa frases de auto apoyo. Hazlo todos los días.
29. Las cosas que ya son, imagínalas como tú quieres que sean mejores. A tu familia imagínala mejor. A tu trabajo imagínalo mejor. Es decir, VISUALÍZALOS mejor, cerrando los ojos y viendo lo que tú deseas mejor de lo que ahora es. Ve el futuro en un mundo mejor. Hazlo con fe, tienes el poder para lograr que ese futuro sea mejor. Tu mente es más poderosa de lo que has imaginado. No la has sabido usar. No importa, ahora la usarás sabiamente.
30. Si perseveras y eres constante en tus anhelos, los lograrás dado que eres capaz. No hay límites ante ti, los límites los pones tú mismo. Amplíalos desde ya, cada día más.
31. Como ejemplo tienes a Napoleón. Era el número 42 de su clase en la Academia Militar. Pregúntate cuántos monumentos y libros se han destinado a ese número 42, y si existe alguno de los otros 41 que en esa academia eran considerados superiores a Napoleón que sea recordado. Él tuvo fe, visualizó, creyó y logró una meta, que no entraremos a comentar si fue noble o no, sino que a valorar lo que la mente pudo lograr. Partiendo de la base que tus metas serán justas, lógicas y nobles, sin importar en el lugar en que ahora estés, pues ese es precisamente el mejor lugar para iniciar el cambio positivo en tu vida, de la misma forma triunfarás.
32. Vives en un mundo negativo, toma la decisión de hacerlo positivo.
33. Vives en un mundo con presagios de caos, toma la decisión de pensar en un mundo mejor.
34. Prepárate para mañana trabajando bien hoy.
35. Mira más allá de las estrellas, observando primero lo que te rodea, y luchando por mejorarlo, solo tú puedes lograrlo.
36. Pese a todo lo negativo, que es externo, puedes llevar una vida positiva buscando apoyo en lo interno. San Agustín al momento de morir dijo: Toda mi vida busqué a Dios fuera y estaba dentro de mi.
37. Dentro de ti está la mente consciente que es la fuente de los pensamientos, los que tan sólo tu puedes manejar. Está tu mente subconsciente que es la depositaria de la fuerza que nos llega desde el alma, y que rige la vida y nos permite vivir, fuerza que conscientemente con los pensamientos puedes aprender a programar. Usa los pensamientos de manera tal que te permitan ser el mejor programador de tu subconsciente. Usa la fuerza interior con el fin de tener una mejor vida exterior y colaborar a lograr un mundo mejor.
38. PUEDES HACERLO. ERES CAPAZ., ERES IMPORTANTE. DECÍDETE YA, HAZLO AHORA, E INICIA EL CAMBIO.


Friday, September 02, 2005

QUINTO MENSAJE

Cada ser humano es dueño de una individualidad singular. He aquí una verdad científica pródiga en enseñanzas. Nunca antes--desde los comienzos del tiempo-- ha habido nadie exactamente como usted; y nunca tampoco lo habrá, a través de todas las épocas futuras. Es decir, que ni en el más remoto pasado, ni en el presente, ni en el porvenir, ha habido, hay o habrá alguien que repita fielmente las características de esa su individualidad singular.
La ciencia de la genética nos enseña que las peculiaridades físicas y psíquicas de cada ser humano están determinadas en principio por veinticuatro cromosomas paternos, y otros tantos cromosomas maternos. Estos otros tantos cromosomas contienen, cada uno, numerosos genes que determinan las características hereditarias futuras del nuevo ser. De ellos nacen las determinantes enunciadas en la ley biológica de la herencia. Y son ellos los que nos dotan de nuestras particularidades individuales. Esas particularidades son enormemente más variadas y complicadas que las de los animales y plantas. Es, por ello, que, según se ha comprobado, los experimentos hechos en animales, en relación con las enfermedades, por ejemplo, nunca pueden tener una exactitud que de seguridad cuando se aplican sus resultados en el ser humano. La experiencia médica, por otra parte, ha comprobado fehacientemente que "no hay enfermedades, sino enfermos".

¡Hay tantos factores imponderables que se presentan en nuestra vida! Llegamos a ella portando una vigorosa influencia hereditaria que nos da ciertas condiciones propias, influencias de las más variada índole ---estímulos o anulaciones, que tanto pueden venir de nuestra primera infancia, como del medio ambiente en el cual nos toque desarrollarnos y educarnos--- se ejercen sobre nosotros; pero a pesar de ese elemento variable de nuestra personalidad, nuestra modalidad reactiva y nuestras reacciones mismas serán siempre únicas, peculiares de cada uno de nosotros.
Tras toda individualidad determinada por factores diferentes, existe siempre algo que no ha sido adulterado; un sello personal latente, incólume, puro, que, a través de todas las circunstancias de la vida, mantiene una reserva espiritual que yace en el fondo de nosotros mismos, lista para que la utilicemos en obtener la dicha y el éxito.

Ya dijimos que somos únicos e irrepetibles, con nuestras cualidades y defectos, con nuestras posibilidades y limitaciones. Alegrémonos de ello, y saquemos el mejor provecho de lo que la naturaleza --unas veces generosa, y otras mezquina-- nos ha proporcionado. No tratemos de ser otros, de imitar a nadie ni de seguir el camino por el que otros han triunfado, pues ese es el error de la totalidad de los fracasados. Con nuestro propio esfuerzo y la ayuda divina, estampemos las huellas de nuestro propio destino.
Y procuremos, para ello, hallar nuestro Yo Armónico, siguiendo el impulso dinámico de nuestras cualidades superiores que nos permita aprovechar convenientemente las capacidades de que disponemos.
El hombre comienza a recorrer la senda del triunfo solamente cuando llega al convencimiento de que hay que buscarla dentro de sí mismo, estimulando su Yo Superior, aprovechando con Sabiduría sus poderes y sintiendo que allí reside la virtud de alcanzar la felicidad y que, sólo intentando su descubrimiento, puede saberse de su naturaleza.Pero, ¿Cuál es en verdad, el camino que debemos seguir para el descubrimiento y adecuado cultivo de nuestra personalidad superior?


AL ENCUENTRO DE NUESTRO YO SUPERIOR

"De no ser el camino, sé el sendero. Si no el sol, sé
la estrella que titila. No busquemos tamaño en la pelea,
sino ser lo mejor en nuestra vida.

En general, hacemos poco uso de nuestros recursos mentales y espirituales. Vivimos despiertos a medias. Todo individuo posee facultades valiosas, que muchas veces nunca descubre, porque ignora la potencialidad que reside en su Yo superior.Ese Yo potencial oculto en lo interno induce, por medio de la comprensión humana a sobrepasar la ruindad y las mezquindades de la vida; lleva a la conquista de los ideales. Y es, por sobre todo, valor, determinación, energía. Es innegable que todo aquel que persigue el triunfo material, quien quiere alcanzar las metas propuestas, ha de emplear el vigor y el valor que sólo su Yo superior puede proporcionarle.
El solo deseo no es suficiente. El talento, el carácter y la oportunidad, no bastan. El éxito será de quien, con paciente persistencia, sin desmayar, sin ceder un paso ante las dificultades, en una total concentración orientada exclusivamente a su fin, en marcha lenta, pero segura, vaya transitando su camino, lleno de la inspiración, consuelo, comprensión, fe y persistente energía extraída de su Yo superior.
Son la inspiración y la sabiduría, la fe, el valor y la energía, las manifestaciones generales de nuestro espíritu que caracterizan nuestra potencialidad superior. Ellas se manifiestan en toda lucha, ya sea contra el dolor físico o moral, o contra nuestro desfallecimiento ante circunstancias adversas. Se manifiestan en la eliminación de vicios y flaquezas, en el ansia de perfección y en la diaria lucha por nuestros anhelos materiales. El desarrollo por las capacidades de nuestro espíritu forma un impulso valioso y un apoyo decisivo si sabemos recurrir a ellas.
¿Pero cómo podemos llegar a descubrir, y luego a cultivar, nuestra personalidad superior?[1]
El inicio de la marcha hacia el encuentro de nosotros mismos es la profunda y permanente introspección, que nos permitirá el verdadero conocimiento de nuestro Yo. Por la meditación y el paciente psicoanálisis, debemos acostumbrarnos a vivir cada día más en nuestros aposentos interiores, para así poder disolver las facetas negativas y estimular las cualidades positivas que allí anidan.

Aprendamos a vivir de suerte que el advenimiento de cada día podamos mirarlo con la seguridad de que será un avance hacia nuestro perfeccionamiento y hacia la comprensión de nuestras percepciones. Esa búsqueda de nuestro Yo superior nos permitirá hacernos grandes ante nuestros quebrantos y siempre más fuertes ante el dolor y la enfermedad. Nos pondrá en paulatina posesión de las cualidades superiores de la mente y de la voluntad. Y, a medida que evolucionemos percibiremos más claramente la LEY que nos dirige y que nos aparta del dolor físico y moral, llevándonos hasta los altos dominios en los cuales las tinieblas se disipan y el dolor se convierte en dulzura.
La mente es un vehículo y también manifestación directa de nuestro espíritu. Por lo tanto, el mejor medio de llegar directamente a él.Con métodos adecuados y con mucha constancia y voluntad, mediante el continuo examen de nuestra individualidad consciente, acudiendo a la cotidiana meditación y concentración, ejercitando y cultivando, nuestra vida espiritual, muy pronto brotarán la comprensión y la inspiración que eliminarán los conflictos como resultado del contacto mental con nuestro Yo superior. Insistiremos en que, por la práctica de una vida espiritual armoniosa, obtendremos mayor agudeza de inteligencia, mayor finura de percepción, y nos iniciaremos en la adquisición de las cualidades superiores de la mente. También obtendremos fuerza espiritual y sabiduría para darle a estas potencias el empleo más provechoso. Los dones que emanan de nuestro Super-Yo son inherentes al encuentro de nosotros mismos; y. para ello, debemos procurarnos una vida interior lo más intensa de que seamos capaces, acatando las circunstancias características de cada individuo.

El mundo guarda lo que sensatamente ambicionamos, y puede ser nuestro cuando merecidamente lo conquistamos. La fe, la constancia y la energía suficiente y la práctica de esas condiciones espirituales fuertes y armoniosas constituyen los poderes que realmente ayudan a obtener todo aquello que anhelamos y merecemos.Nuestro Super-Yo es fuente de inspiración; y, cuanto más y mejor cultivamos ese incalculable poder, mayor claridad habrá en nuestro pensamiento, mayor energía en nuestras acciones; y nuestro avance hacia el éxito será firme y airoso. la irradiación que emana de nuestro Super-Yo será más eficaz mientras más profundicemos en nuestra vida espiritual, pues, tal como existe en torno nuestro un mundo físico, también existe con igual realidad, un mundo psíquico, el cual influye decididamente en todos los aspectos de nuestra vida material, siendo cada acto y cada resultado un reflejo de aquel.
La propia naturaleza del hombre es ir "haciéndose", realizándose. Somos libres, y, en mucho, responsables de lo que nos sobreviene: Mientras estamos vivos, muchas pueden ser nuestras transformaciones. De acuerdo con los principios de nuestra identidad, sería absurdo pensar que un proceso evolutivo nos permita cambiar hasta la esencia de nuestras condiciones personales. No. Un perro no puede transformarse en gato; pero si existe la posibilidad de que una enemistad que parece intrínseca, inherente a cada una de esas dos especies animales, se transforme en amistad por medio de adecuaciones, que a veces resultan sorprendentes.
Así, esa personalidad superior que yace ignorada en el fondo de nuestro espíritu es la que las disciplinas Esotéricas pretenden descubrir y desarrollar; de modo de poder determinar transformaciones realizables y de positiva influencia orientadora en la evolución y el perfeccionamiento individuales.
Los humanos vivimos en la actualidad una etapa excesivamente materialista; y solo nos esforzamos por construir a base de acciones utilitarias y por tener éxito en eso, olvidándonos de que , en lo íntimo de nuestra conciencia, hay potencialidades que son susceptibles de dar a ese éxito tan ansiado una orientación, y un contenido profundo y superior.
Si nos acostumbramos a cultivar nuestro mundo interior y a abstraernos por la meditación y la concentración, muy pronto irradiará de esa práctica un dominio anulador de conflictos y abatimientos. La costumbre de la introspección y del análisis profundo nos familiarizará con las reacciones buenas o malas de nuestra mente y nuestra conciencia. Al conocernos a fondo, tendremos la clave para conducir inteligentemente ese complicado mecanismo de nuestro ser íntimo.
No hay conocimiento más trascendental--y que, sin embargo, nos despreocupe más-- que el conocimiento de nosotros mismos. Por ese mismo medio, cultivaremos el sentido filosófico que hará, en una alquimia milagrosa, trasmutar por completo los dolores morales o físicos que nos depara la vida en valiosa experiencia y en sabiduría y fuerza moral.El cultivo de ese sentido filosófico es ajeno al conocimiento de las diversas escuelas que enseñan esa ciencia. Es simplemente una luz del entendimiento que los menos letrados pueden poseer y desarrollar. Es simplemente ejercitar, por medio de la meditación y el buen juicio, esa concepción metafísica que todo individuo de mediana inteligencia ha construido para sí.Es también poseer una intuitiva visión de los problemas inherentes a la condición humana, es descubrir ese tesoro inefable de verdad escondido en nuestros corazones y esa estabilidad dictada por la razón y el sentimiento. No es, precisamente, una colección de máximas, más o menos prudentes o sabias. Es, más bien, un sentido innato y espontáneo de reflexión, que puede ser más puro en el humilde.

A través de las experiencias asimiladas en el transcurso de nuestra existencia, todos nos vamos haciendo una filosofía ajena por completo a los conocimientos técnicos o literarios que podamos obtener. Y ella debe iluminar nuestro entendimiento desde las profundidades de nuestro YO superior, en consonancia con las sutiles vibraciones de la Inteligencia Universal.
Esa filosofía que fluye de nuestro Yo Superior nos faculta para comprender ampliamente la vida en su esencia, y para organizar nuestras energías, criticando y armonizando nuestros sentimientos. Ella fluye espontáneamente ante nuestro deseo de entender la vida y sus problemas, tornando conscientes y ordenadas las normas de nuestro proceder.Así, pues, el encuentro de nuestro Yo superior nos permitirá comprender las cosas a la luz de la razón, haciendo por lo tanto, racional nuestro comportamiento, dando un significado noble a nuestro vivir, un sentido a nuestra ubicación en el universo, proporcionándonos la explicación más profunda de lo que es, en esencia, el estudio de nuestro propio espíritu.


COMENTARIOS ACERCA DEL MENSAJE QUINTO

El contenido de este mensaje, en la mayor parte de su texto, es suficientemente explícito como para que requiera un comentario adicional. Sus palabras bastan, de sobra, para que el adepto pueda sacar el debido provecho.Vamos , pues, a referirnos a un solo aspecto. Aquel que, a nuestro juicio necesita ser ampliado y analizado en detalle para que el lector pueda formarse una impresión más cabal de estos preceptos y enseñanzas.
Durante el lento pero sostenido proceso de desarrollo de la cultura del ser humano y de la formación progresiva de lo que llamamos su Civilización, él se ha afanado por adquirir un creciente conocimiento y una cada vez más profunda comprensión de la Naturaleza. La tendencia claramente manifestada, en el curso de los últimos dos mil años, ha sido la de utilizar ese conocimiento y esa comprensión en el sentido de poder controlar las fuerzas de la Naturaleza para su propio beneficio, procurando incrementar con ello las ventajas materiales de la vida. Pero, debido a que las fuerzas mecánicas han aumentado y a que los seres humanos siempre han deseado tener mayores beneficios externos en su existencia, y se han hallado en condiciones de procurárselos en forma progresivamente creciente, se ha llegado hasta el límite de que en la actualidad el hombre dispone de ventajas materiales externas, en relación con la naturaleza, en una proporción tan enorme como jamás antes las tuvo. Pero, al mismo tiempo, el hombre tiene ahora muchas menos ventajas internas en su relación con el Cosmos, con la Potencia Inteligente Universal, pues tiene menor fe, menor inclinación a buscar su identificación con la Suprema Fuerza que es la Conciencia Cósmica.


Las fuerzas materiales son realmente ciegas. Con ellas o mediante ellas, el hombre fabrica sus utensilios, los implementos y cosas que emplea en el mejor acondicionamiento de su vida. Esos utensilios, implementos y objetos son el resultado del deseo y pensamiento humano hecho acción en el sentido de poseer y usar tales cosas. Pero tales cosas ejercen sobre él cierta acción. Sobre todo porque son cosas que provienen del hombre y que están adecuadas a la satisfacción de sus necesidades. Y las personas comienzan a vivir sus existencias, en un grado sorprendente, bajo la dominación de las cosas que ellas mismas han creado.
¿En qué emplean sus esfuerzos las personas después de que han satisfecho materialmente sus necesidades, y de que, incluso, han provisto la satisfacción de deseos de comodidad, lujos, placer, voluptuosidad?
Pues, gastan casi todos los resultados de su esfuerzo en adquirir nuevos y nuevos objetos materiales, de uno u otro género, útiles o superfluos. Y esos objetos materiales, empiezan a transformarse, así, en las fuerzas más poderosas de la vida humana; al extremo, de que, en ciertos aspectos, en la vida actual, se han constituido en nuestros amos.
Es comprensible que, en tales condiciones, nada que sea de origen puramente externo puede espiritualizar la vida del hombre, ya que ésta se halla enteramente dominada por fuerzas materiales ciegas. Y nada podría neutralizar o quebrantar ese dominio. Nada, excepto una fuerza espiritual superior.
El hombre vive atraído hacia la órbita de lo externo, olvidando su propio yo---y lo que es peor, olvidando la búsqueda de su Yo potencial superior--- y de esa manera, se aleja cada vez más de las posibilidades de alcanzar un grado elevado de evolución.Existen a nuestro juicio, dos caminos posibles de solución. El uno, inopinado, absurdo, imposible ya de ser aplicado; el otro, lógico, necesario, apremiante y que nos mueve, precisamente, a insistir sobre la necesidad de reaccionar contra el materialismo creciente de nuestra actual condición de vida.
El primero de esos caminos consistiría en que las fuerzas materiales fuesen destruidas para privar al hombre de todos los beneficios que ha logrado a través de los siglos y de esa manera, hacerlo retornar a un estado de existencia simple, serena, apacible. Y ello, obviamente, no sería posible.
El otro camino consiste en que el hombre busque la manera de lograr la integral transformación de su vida interna, de modo que se haga espiritualmente fuerte en un grado tal, que pudiera resistir y dominar la acción de las fuerzas externas esclavizantes.

Es naturalmente, este segundo camino el que nosotros preconizamos. Y el punto de partida para encauzar los pasos del hombre por esa senda es la afanosa búsqueda del hombre para llegar al encuentro de su Yo Superior.

Las Manos


Al hombre le es posible no solo comunicarse con todo sino también conectarse con todo.
Tengo la sensación de estar siempre aprendiendo, siempre tengo la sensación de estar empezando. No es el instrumento sino el movimiento de las manos lo que nos aproxima a la acción creativa. El movimiento de las manos es la expresión del espíritu. Son herramientas con las cuales plasmamos nuestra creatividad. Con las manos podemos acariciar, golpear, ayudar, construir, destruir. Una mano empuñada puede significar unión, fortaleza, o también codicia sin límites. Una mano abierta expresa amplitud, generosidad, desprendimiento. Dos manos enlazadas demuestran un poderoso vínculo, representan amistad, solidaridad, interés por los demás. Utilizamos las manos para alimentarnos, para bañarnos, para pintar, para comunicarnos, para ponernos en contacto con lo tangible, para servir, para sanar, para consolar, es la parte del cuerpo que simboliza la acción y la caridad. Con las manos juntas oramos, y con las manos aplaudimos para aprobar. Solo me resta agradecer al Altisimo porque me ha dado unas manos maravillosas que me han servido y me sirven para generar y trasmutar la realidad a mi alrededor.
Cuanto más trabajamos con las manos más se expresa el arte. Cristo además de ser carpintero utilizó las manos para sanar y sus manos fueron atravesadas por los clavos. Unamos nuestras manos para que podamos construir un nuevo mundo, un mundo donde el amor sea el soberano.

DELFIN

El Vestido del Alma




En el escenario vacío de tu personalidad, las sombras representan un drama al que llamas vida. Es la inconsciencia la que te hace sufrir al creer que eres. Construyes un molde llamado personalidad y te desvives por conservarlo.

No eres ese molde ficticio, en realidad eres la esencia allí contenida. El molde es un dique que te impide fluir libremente, que le impide a tu YO-SUPREMO proyectarse al infinito de donde proviene.

Lo real es lo que se encuentra adentro pero das más realce a lo superficial, a la cáscara que proteje la pulpa. Luego sufres y dices que la vida es dura, porque te somete al escarnio, a una tortura inmerecida.

Dios es nuestro elemento y estando fuera de El, sufriremos la ignominia del dolor.
El sufrimiento es una señal de que has abandonado la senda correcta. Te está diciendo busca a Dios que es la fuente de toda felicidad, no sigas adelante hacia el abismo de la ilusión.
A veces haces oídos sordos y sigues avanzando, te sigues hundiendo en arenas movedizas, pero cuando tus fuerzas se agotan recurres a Dios como última opción, o recurso. Y El siempre está presto a socorrerte.


Tú yo-inferior es la jaula que contiene a tu verdadero YO, a ese yo, al que por tanto tiempo has mantenido cautivo trás barrotes ilusorios. La puerta de esa jaula solo puede ser abierta desde adentro, y no puedes abrirla sin el concurso de Dios. Si no recurres a Dios, si no clamas a El, todo intento de liberación será inútil.

El yo-inferior te hace apegarte a las cosas, te hace creer que son de tu propiedad, y sueles decir, mis hijos, mis padres, mis propiedades, mi vida, pero nada es tuyo, son solo concesiones que Dios nos hace para que aprendamos a hacer más amenas nuestras vidas. Si eres consciente de esta realidad dejarás de sufrir por lo que has perdido, y darás gracias, en cambio, por lo que has tenido.

El cuerpo es tan solo el vestido del alma, el cascarón que la contiene y tiene su valor, pero no el excesivo valor que a veces le damos. Concibo al ser humano como una limonada. Tenemos tres ingredientes, el cuerpo, el alma y el espíritu, que deben ser integrados para que podamos SER. Si echamos agua, azúcar y limón en una jarra y nos olvidamos de revolverlos (de integrarlos), eso no nos garantiza que obtengamos una limonada. Si pienso que lo único valedero es el alma y me olvido del cuerpo y del espíritu, no estaré siendo integral, y por ende no SERÉ.


Con profundo cariño, DELFIN

Aceptación



Como parte importante de nuestro propio crecimiento y superación, es preciso que nos defínamos, nos amemos y nos acéptemos tal cual somos, teniéndonos paciencia y tolerancia; no intentemos parecernos a nadie; no intentemos ser como los demás quieren que seamos; definamos nuestro proceso de superación y mejoramiento; esforcémonos por ser auténticos, valoremos nuestra individualidad y autoestima, y si deseamos competir, hagámoslo con nosotros mismos con la finalidad de lograr ser cada día mejores.
DELFIN

Cuidando la felicidad

Todo atenta en la vida diaria contra la paz y la armonía interiores. Los acontecimientos del cotidiano vivir, el chismorreo de las gentes, el roce continuo de nuestro prójimo, ese hablar y hablar falto de humanidad y de sentido de nuestra propia responsabilidad ante el daño que desaprensivas palabras pueden ocasionar a los demás; todo ello constituye causas o motivos que perturban esa paz. Hemos de enriquecernos con una profunda comprensión de la naturaleza humana, y aprender a vivir en un mundo aparte, totalmente nuestro, una vida armoniosa, plena de serenidad y sosiego interiores, ajena a toda tensión, a todo resquemor, a la duda, al odio, al rencor, al egoísmo, a la inhumanidad. De esa tranquilidad emanan, no solo la serenidad física, sino esa fortaleza moral que empequeñece los obstáculos y que se agranda ante el desaliento, ante la maldad, la ingratitud o el odio de los demás. Ese vivir en pleno equilibrio interno, practicando diariamente, la serenidad interior mediante la oración mental paga muy altos dividendos para nuestra felicidad. En esa oración mental, que simplemente emite vibraciones positivas de fortaleza, de armonía interior y de amor, encontramos en efecto, paz, consuelo y orientación, que son necesarias en los momentos más críticos de nuestra existencia.


LA ALQUIMIA DE LA FELICIDAD

Lo material o lo fisico es tan solo una categoría espiritual, la más burda por cierto. Haciendo una semejanza digamos que es la arcilla que al ser manipulada por las manos diestras del artista llega a convertirse en una monumental obra de arte. Lo material es el barro que oculta un diamante llamado corazón, es el vaso que contiene el agua del Espíritu. El corazón en lenguaje esotérico no alude al órgano que bombea la sangre sino al centro espiritual del ser humano. Porque en el centro se encuentra la energía espiritual pura. Hablar con el corazón implica entonces, hablar desde ese centro supremo, al que llegamos solo cuando hemos logrado el equilibrio de todo nuestro ser. El corazón es nuestro yo interno, la semilla divina que debemos esforzarnos por cultivar, ya que al crecer nos entroniza al cielo. Cristo dijo que cuando el Sembrador diseminó las simientes, algunas cayeron en buena tierra, esas crecieron y dieron frutos; otras cayeron en terreno pedregoso, vinieron las aves y se las comieron; algunas más cayeron entre las malezas y a pesar de germinar, más tarde perecieron sofocadas. La parábola del sembrador es una clara alusión a lo que ocurre en nuestro interior con la semilla divina. El terreno pedregoso simboliza a las almas que se apegan a lo material. El terreno lleno de malezas hace referencia a la esclavitud a la que nos somete el ego inferior y nos impide crecer espiritualmente.
A propósito, algunos creen que el cielo es un lugar que está más allá de las nubes. Es necesario que entendamos que el cielo es un estado de ánimo o de consciencia, al cual accedemos cuando somos felices. El alma es inmortal pero hay almas que aún no encuentran el cielo, es decir, que no han aprendido a ser felices. Y no son felices porque desconocen que la puerta de entrada es el justo punto de equilibrio. No se trata de que el alma perezca como sucede con la semilla. Perecer, en un sentido más profundo consiste en no desarrollar convenientemente nuestras capacidades anímicas con la consiguiente escasez de pureza espiritual. Hay almas que están dispuestas a emprender la Gran Obra de trasmutar lo inferior en superior. Otras sienten un deseo auténtico aunque efímero que muere a la primera tentativa de contrariedad. Y hay otras, que solo transitan la existencia inmersas en la más abyecta ignorancia. Vive quien es feliz...los infelices son muertos que caminan. Habrá un gran juicio, los vivos (la almas felices) serán separados de los muertos (las almas que no han aprendido el arte de la felicidad). Hasta ahora hemos estado revueltos, vivos y muertos, pero llegará el momento en que los muertos se encargarán de sus muertos ( El Espíritu de la muerte, apacentará el rebaño de almas infelices). Recordemos que Jesús dijo que todo aquel que no de frutos ( que no ame y sea feliz) será cortado y lanzado a las llamas.


Felicidad, dinero y confort


Salvador Reding, nos habla de la relación existente ente el dinero, los bienes materiales y la falsa construcción de la felicidad.

Un chiste sobre el dinero dice que si éste no es la felicidad, sí es lo que más se le parece. En serio, ¿es esto verdad? El asunto es una confusión de lenguaje, o más bien de concepto psicológicamente hablando. Es la confusión entre el confort de vida, el bienestar material y la felicidad, que no son lo mismo. El dinero o los bienes materiales dan sin duda confort de vida, que puede llegar a extremos de lujo tal que puede decirse que quien puede pagar tiene o puede comprar todo lo que esté en venta (o se obtenga por chantaje monetario). Sin duda que la riqueza material da algo muy útil: la seguridad de no pasar hambre o necesidad alguna, o más bien las necesidades que tienen una respuesta en dinero. El dinero tiene sin embargo ciertos límites, como son las enfermedades incurables con la ciencia médica del momento.

Ha habido y hay personas inmensamente ricas que mueren de cáncer o de otras enfermedades degenerativas, frente a las cuales todo el oro del mundo no sirve para nada. En casos como estos, sin duda que el dinero más que ser felicidad es causa de frustración: no puede comprar lo que se quiere: salud y vida. Hay otras cosas que la riqueza material no compra: las buenas relaciones familiares y de amistad, por ejemplo. El dinero no devuelve la felicidad perdida por la muerte de seres queridos. Tampoco da a los padres y hermanos la alegría de recuperar, pagando en efectivo, la salud física o mental de un miembro de la familia drogadicto o dipsómano, cleptómano o asesino, de un paranoico o un esquizofrénico. Si llega el dinero a servir para evadir acciones de la justicia humana en casos de familiares criminales por dolo o negligencia (culpa), solamente permite la tranquilidad de que dicha persona no esté en la cárcel, pero no desaparece la infelicidad o tristeza de saber que dicho ser querido delincuente es lo que es. La riqueza sirve también para darse el lujo de regalar cosas, no por sentido de compartir caritativamente lo que se tiene, sino para sentirse a gusto o ser reconocido como “filántropo”. Sólo el dar por auténtica caridad da felicidad.

El dinero entonces, con ciertas limitaciones, da confort, satisfacción, salud, libertad de movimiento y hasta libertad de abusar del poder que dicho dinero ofrece. Pero lo que la riqueza no puede comprar u ofrecer es la felicidad real. Si conceptuamos la felicidad como un estado de paz interior, de conciencia tranquila, de comunión espiritual con Dios y la humanidad, no es el dinero que puede darla. Y no tiene tal poder el dinero porque los mayores bienes que se pueden dar o recibir no son materiales: amor, cariño, apoyo, consejo y educación en valores, visitas a enfermos y presos, hacer reír a un niño y otras semejantes, son cosas sin valor monetario. Todas ellas dan felicidad. Mantener unida a una familia y al círculo de amigos es felicidad, con o sin dinero. Otra cosa que no compra el dinero, pero sí un generoso sentido de la vida, es la alegría. No es lo mismo alegría que diversión, y aunque quizá la división entre ambas cosas puede ser muy sutil, existe. Quien tiene alegría, la disfruta aún después de pasados los momentos alegres, pero quien simplemente se divierte, deja la diversión como un recuerdo del pasado, no como algo que perdura. Si todo esto no fuera cierto ¿por qué hay millonarios en estado de grave depresión, personas que se supone son exitosas que están sin embargo frustradas y con vidas vacías, que viven bien pero no tienen razones para reír y hasta llegan al suicidio? ¿Por qué hay tanta gente rica que tiene vidas vacías, y se da perfecta cuenta de ello? Porque saben que tienen muchas cosas pero no son felices. Sufren de un estado permanente de vacío, de falta de algo que puede resultarles indefinido por tener limitado el corazón: la felicidad.

Hay un viejo cuento del rey deprimido que deseaba ser feliz, y su consejero real le dijo que para serlo debería usar la camisa del hombre más feliz del reino. Cuando sus emisarios localizaron a dicho personaje, y el rey le pidió le diera su camisa, el hombre más feliz le dijo que lo sentía, pero que no tenía camisa. Entonces ¿no se puede ser feliz siendo rico? Por supuesto que sí, y está en el Evangelio. Son los pobres de corazón los dueños del Reino de los Cielos, incluyendo a quienes tengan el beneficio de la riqueza pero no se apegan a ella. El rey Salomón es un ejemplo particular: el Señor le dio todo el lujo, confort y satisfacción que da la materia y la relación humana, y no por eso dejó de ser santo feliz. En suma, el confort material y de forma de vida que da la riqueza material no es la felicidad; da bienestar en muchos aspectos, pero no necesariamente en estados de ánimo, en sentirse bien con la vida propia, con la comunidad humana y con la divinidad. La felicidad es algo muy por arriba del confort y del bienestar, que incluye lo que se llama “bienser”, que implica algo muy fácil de reconocer y difícil de conseguir cuando no se vive para los demás y para con Dios, sino para el dinero: la paz interior, y eso es la clave de auténtica felicidad.



DELFIN

Divagaciones



Cuando tengo tantas ideas aglutinadas en la mente a la hora de escoger es bien difícil seleccionar una. Es que con la abundancia suele suceder así. Cuando nuestro guardarropas está demasiado lleno, elegir el vestido adecuado, es más complicado. El exceso actúa más como estorbo que como aliado. Cuanto menos compleja es nuestra vida más eficientes podemos ser. Solemos pensar que la complejidad añade calidad a nuestras existencias, que lo prolijo es sinónimo de grandeza. Pero si nos dedicamos a observar con detenimiento veremos como actúa la naturaleza pudiendo notar que la sencillez está implícita en ella. La semilla por ejemplo, germina bajo circunstancias peculiares, solo necesita cierta cantidad de humedad, de sombra y también algo de calor. Este procedimiento es lo natural para ella y se ciñe a él, es su patrón de vida.



La semilla humana también requiere de un medio acuoso, de sombra y de calor, y todo ello lo obtiene en el vientre materno. La diferencia radica en la manera de crecer. Los padres intentan que sus hijos crezcan de acuerdo a un criterio, a un patrón, inspirado en la conveniencia social y al hacerlo perturban la naturalidad y espontaneidad de ellos. Desde pequeños nos encadenan con grilletes conceptuales. No hagas esto o aquello, actúa de esta manera y no de otra, los padres son de cierta manera nuestros primeros carceleros. Después están los maestros, luego los sacerdotes y por último, la opinión pública. Cuando llegamos a la adolescencia hay una pugna entre lo que aún nos queda de naturalidad, lo que somos en realidad, y lo que quieren que seamos. Esto por supuesto genera conflictos. La mayoría decide tomar el camino más fácil, y termina siendo condicionada. Los que optaron por este camino sienten disconformidad pero evitan discutirla. Experimentan un evidente vacío que intentan rellenar en vano. La rebeldía es inaceptable para la sociedad pero a la vez es inspiradora y genera creatividad. Galileo y muchos otros adalides lo corroboran. Ellos se alejaron de la manera convencional de observar al mundo y crearon nuevas condiciones existenciales.





Cuando lo natural prevalece en nosotros, nuestra vida fluye con espontaneidad. Nos liberamos de creencias limitadoras, de falsas concepciones, de actitudes perturbadoras. No se trata de atacar al sistema, más bien de no dejarse alienar por él. La mediocridad nos induce a hacer lo que vemos que hacen los demás, de esta manera nuestra creatividad es relegada a un segundo plano. Debemos trabajar para crear las condiciones propicias que provoquen la eclosión del ser. Si cada uno de nosotros cambia, siquiera un poco, provocaremos un cambio notorio en la sociedad. Vivimos en una sociedad cuya prioridad fundamental es lo material, lo mundano. Por esa razón, a las personas con vocación espiritual se les dificulta adaptarse. Los que son reacios a la corrupción, desaprueban las acciones corruptas de la gran mayoría. Sin embargo, en mi caso particular, procuro alejarme de los corruptos, ambiciosos, envidiosos, impidiendo de esa manera que su influjo negativo me afecte. Trato de asociarme en lo posible con personas positivas porque la unión de lo positivo siempre genera mayor positivismo. Lo negativo en exceso es como el óxido, corroe lo positivo. Si añadimos una manzana dañada a un cesto de manzanas sanas, ésta dañará a las sanas.



Hay un evidente desequilibrio en la actualidad como consecuencia de miles de años de excesos. Lo positivo ha sido visto como bondad, y lo negativo como maldad. Y existe conflicto porque quienes se consideran buenos discriminan a los que creen que no lo son. Lo evidente es que el equilibrio entre lo positivo y lo negativo es benéfico, y el desequilibrio es nocivo . No me canso de recurrir al ejemplo de la electricidad, en ella hay una doble polaridad, cuando la polaridad positiva aumenta, el voltaje se incrementa: y si la polaridad negativa aumenta, el voltaje disminuye. Ambos casos son nocivos, lo útil es que el voltaje se conserve regulado.



No se trata de creer o no, lo importante es evidenciar la realidad. Particularmente he superado la etapa de la creencia, ahora tengo fe en lo que voy evidenciando. Sé que lo único real es el cambio, que lo que hoy es evidente, mañana podrá dejar de serlo. Pero eso no me desvela, porque estoy fluyendo con la vida. La fe es confianza en lo que sabemos a través de la experiencia. No puedo tener fe en lo que no es evidente. Hay que comprobar para tener fe. Santo Tomás dijo: "Ver para creer", es posible que haya querido decir: Ver para confiar( para tener fe). La creencia se refiere a lo hipotético, la fe a lo concreto. Cuando decimos que creemos o no en Dios, estamos suponiendo que Dios es real o no lo es. Es diferente a decir que tenemos fe en El. Si tengo fe, es porque de un modo u otro he evidenciado su existencia.

DELFIN

Thursday, September 01, 2005

Lo que El decía

No se afanaba por tratar de disuadir, ni mucho menos intentaba persuadir. Hablaba de las cosas que le susurraba el corazón, se deleitaba hablando de lo fascinante que es la vida, Hablaba con todos pero prefería a quienes sufrían, a los desorientados, a aquellos que a pesar de tener todas las facilidades para ser felices no podían logralo.
No se consideraba mejor, ni más inteligente que ninguno, en lo que sí hacía énfasis era en su singularidad. No somos iguales, solía decir, somos singulares porque tenemos capacidades analíticas y emocionales peculiares.
Repetía constantemente que no le interesaba saber si alguien era rico, inteligente o bello, sino más bien si era feliz. Porque según, su visión, el estado natural del ser humano es la felicidad. "Los que son felices, o hacen denodados esfuerzos por lograrlo, están optando por la perfección. Pero la felicidad no es algo que nos cae del cielo, no hay un camino para llegar a la felicidad, la felicidad es el camino. El que es feliz o aquellos que lo intentan estan realmente vivos. Los infelices son muertos que caminan porque la mediocridad les ha corroido el alma. Siendo que la mediocridad no es otra cosa que la resignación a vivir una vida ordinaria y materializada. Los que obran de esta manera son esclavos de la personalidad inferior y no pueden distinguir más allá de sus narices. No pueden atisbar el vasto mundo espiritual que subyace dentro de ellos. Se sienten siervos en tierra ajena. Están sometidos por la ambición, el afán de fama o notoriedad, el deseo de poder, la vanidad, intentan ser lo que no son hipotecando lo que deberían ser.
Vivir de manera extraordinaria no se refiere a realizar grandes portentos. Sino más bien, a vivir de tal manera que podamos tener éxito espiritual. Y toda alma que es feliz tiene éxito espiritual porque cuando somos felices estamos llenos de Dios."

El no quería ser parte del problema sino de la solución. Decía que para llenarnos era preciso vaciarnos, vaciarnos de lo superficial para que lo esencial saliese a flote.
DELFIN

La Gente Feliz es Exitosa



Los seres humanos que se ocupan por lograr que los demás sean felices, son los más felices. Pues ocurre que cuanto más damos más recibimos. En qué consiste hacer feliz a los demás? Cuando amamos dejamos que los demás puedan ser, somos tolerantes, respetuosos y solidarios con ellos. El egoista solo desea amarse a si mismo, el amor a uno mismo no es nada pecaminoso ni perjudicial, pero cuando nos excedemos en el amor que nos profesamos, comenzamos a fallar como seres humanos. Todos los excesos son nocivos, hasta amarnos exageradamente. Los padres que se exceden al amar a sus hijos terminan convertidos en sobreprotectores, y este sentimiento estropea el sano desarrollo de los hijos.

A algunos les cuesta trabajo amarse a si mismos, y si no puedes amarte a ti mismo, mucho menos podrás
amar a los demás, si nada sabes qué podrías enseñar? Si no eres feliz, cómo podrás hacer feliz a otra persona? Algunos dicen que es necesario esforzarnos para hacer felices a los demás. Yo lo veo de otra manera. No hay necesidad de esforzarnos, porque cuando somos felices irradiamos nuestra felicidad con gran naturalidad; somos como las flores que esparcimos nuestro aroma y nos deleitamos al hacerlo. Cuando amamos y somos felices podemos fluir, lo cual significa que nos dejamos conducir, que no intentamos controlar, ya que la vida o Dios nos impulsan permanentemente. Cuando intentamos controlar nuestras vidas, con nuestra actitud le estamos diciendo a Dios, No quiero que se haga tu voluntad, sino la MIA.

La vida es como un camino con subidas, bajadas, recodos, sinuosidades, arenales, lodazales, etc. El caminante avezado sabe que además de permanecer atento, debe caminar sin excesiva prisa pero también sin extremada lentitud. Hay que procurar hacer de cada paso una meta, y de cada meta un paso. Algunos no saben regular sus fuerzas y se dejan llevar por la impulsividad y por la ansiedad. Parecen caballos de hipódromo, su único objetivo es correr. Y si les preguntan la razón de su prisa, se justifican diciendo que el tiempo es oro y que hay que aprovecharlo al máximo. La verdad es que hemos sido condicionados como los perros de Pavlov para que pensemos que la vida es una maratón y que el éxito consiste en llegar siempre en primer lugar. Si dejamos o por lo menos, intentamos dejar de ser competitivos, nos exponemos a ser tildados de perdedores. Los que siempre permanecen afanados cosechan el fruto de sus afanes, estrés, hipertensión, apoplejías, úlceras, depresión, y muchas otras disfunciones.
Si nuestro mayor propósito consiste en ser felices, la premura no nos garantiza que logremos serlo. Cuando viajamos en un auto sin exceso de velocidad podemos disfrutar del paisaje de mejor manera que cuando andamos con el acelerador a fondo. Y la razón es bien sencilla, si apartamos la vista del camino siquiera por un segundo tenemos grandes probabilidades de chocar. Pero si manejamos con prudencia, tenemos mejores posibilidades de apreciar el panorama.

Si queremos tener paz, trabajemos por ella a nivel interno. Si hay rencor o resentimiento en nuestros corazones hacia el prójimo jamás podremos estar tranquilos. Si por el contrario nos llenamos de sabiduría espiritual conoceremos las leyes de la mente. Reverenciaremos en cada persona la verdadera naturaleza, perfecta y divina que manifiesta (veremos a Dios encarnado en ellas) y dejaremos de ver sus defectos y nos solidarizaremos con sus errores, porque todos somos propensos a errar. Al hacerlo, impregnaremos nuestro entorno de paz y armonía.

Solemos decir que una persona de éxito es aquella que "posee" una cuantiosa fortuna, fama o popularidad, y poder. Pero el auténtico éxito es el espiritual, y en lugar de "poseer" decimos que somos. De tal manera que cuando somos felices, somos muy afortunados, somos éxitosos. Igual sucede cuando amamos, cuando abrimos los ojos de la mente y el corazón y vemos que la gracia de Dios brilla en todos los seres y en todas partes. El hombre fue creado para ser feliz. De nosotros depende volver al estado original, si lo logramos, podremos decir que somos exitosos.


DELFIN

El Amor al Prójimo

Si somos hijos de Dios, al amarnos a nosotros mismos estaremos amando al Padre. El amor a uno mismo es mal visto. Pero resulta imposible amar a los demás si previamente no hemos aprendido a amarnos. Lo saludable consiste en amarnos; una semilla que no procura nutrirse jamás llegará a convertirse en arbol, y un árbol que no se desarrolla convenientemente, nunca podrá dar cosecha. Dar cosecha en sentido espiritual, significa amar a los demás.
Nuestro amor a los demás depende en gran medida del amor que hacia nosotros mismos hayamos logrado desarrollar. El que se ama anhela crecer, aspira a perfeccionarse cada día más. Cuanto más perfección hayamos adquirido, mejor podremos amar. El amor al prójimo, no debe ser visto como deber o imposición. Es una tendencia, fruto del amor que nos profesamos. Algo similar ocurre con la leche que al hervir tiende a derramarse. Cuando nuestro amor ha hervido lo suficiente, sin imposiciónes, sino naturalmente se derramará sobre los demás. Si no hemos crecido espiritualmente, el amor a los demás será tan solo un acto de hipocresía. Por tanto, es necesario que, primero, nos dediquemos a armonizarnos. Cuando lo hayamos conseguido contagiaremos nuestra armonía a todos los seres de la creación. Prójimo significa, "el que está más cercano", y puede suceder que en determinado momento, lo que esté más cercano a nosotros no sea otro ser humano, sino un animal, un bosque, o un lago. Amar al prójimo, por tanto, no se refiere tan solo a amar a otra persona, sino a todo lo que existe en la creación.
Delfin